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¿Está Venezuela Convirtiéndose en una Fábrica de Analfabetas Funcionales? 📚🚨

 La crisis educativa venezolana amenaza con dejar a una generación sin las herramientas para enfrentar el futuro. ¿Qué está fallando y cómo afecta esto a nuestros jóvenes?

¿Está Venezuela Convirtiéndose en una Fábrica de Analfabetas Funcionales? 📚🚨


La educación en Venezuela, alguna vez un pilar de orgullo nacional, atraviesa una de las peores crisis de su historia. Escuelas en ruinas, docentes mal pagados y estudiantes que egresan sin habilidades básicas han encendido las alarmas: ¿está el país produciendo una generación de analfabetas funcionales? Este fenómeno, que combina la capacidad de leer y escribir con la incapacidad de comprender o aplicar conocimientos, pone en jaque el futuro de los jóvenes en Venezuela y el desarrollo de la nación.

¿Qué es el analfabetismo funcional? 

El analfabetismo funcional no se trata solo de no saber leer o escribir, sino de carecer de las habilidades necesarias para interpretar textos, resolver problemas matemáticos básicos o desenvolverse en contextos laborales y sociales. Una persona analfabeta funcional puede aprobar exámenes escolares, pero no comprende lo que lee ni aplica lo aprendido en la vida real. En Venezuela, este problema se agrava por la crisis educativa, que combina deserción escolar, infraestructura colapsada y una enseñanza desactualizada.

Un sistema educativo en terapia intensiva 

La educación en Venezuela enfrenta un colapso estructural. Según el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), más del 80% de los estudiantes de primaria y bachillerato no entienden lo que leen ni pueden realizar operaciones matemáticas básicas. Este dato alarmante refleja un sistema que promueve a estudiantes sin garantizar aprendizajes esenciales, un fenómeno que algunos expertos llaman “el colapso del aprendizaje”.
La cobertura escolar también se ha desplomado. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) reporta que, entre 2014 y 2023, la asistencia escolar para jóvenes de 3 a 24 años cayó del 73% al 63%, con 190 mil alumnos abandonando el sistema solo en el último año. La razón principal es económica: familias que no pueden costear uniformes, transporte o comida, y docentes que ganan menos de 100 dólares al mes, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

Testimonios que duelen: la voz de los afectados 

María Pérez, una maestra de primaria en Petare con 15 años de experiencia, comparte su frustración: “Enseño en un salón sin luz ni agua, con niños que llegan sin comer. Muchos no saben dividir o leer un párrafo sencillo, pero los pasan de grado porque el sistema lo exige. Me duele el alma ver que no les estamos dando futuro”.
Por su parte, José, un estudiante de 17 años de un liceo público en Maracaibo, admite: “Sé leer, pero si me das un libro o un problema de matemáticas, me pierdo. En la escuela nos copiamos o los profesores dan las respuestas porque no hay tiempo ni recursos”.

Infraestructura en ruinas y docentes en fuga 

El deterioro de las escuelas es otro golpe crítico. El informe “Estudiar entre ruinas” de CECODAP revela que el 69% de los colegios venezolanos tienen carencias graves en servicios básicos como agua (56,6%), electricidad (69,9%) e internet (85,7%). Sin laboratorios, bibliotecas ni tecnología, la enseñanza se reduce a memorizar datos obsoletos.
La migración masiva de docentes agrava el panorama. Entre 2018 y 2021, 166.338 maestros abandonaron las aulas, según datos de la UCAB. Los bajos salarios –un docente en el nivel más alto gana apenas 0,43 dólares diarios– han empujado a miles a emigrar o cambiar de profesión. “No hay relevo generacional. Los jóvenes no quieren estudiar educación porque no ven futuro en ello”, lamenta Zuly Mora, de FundaRedes.

El impacto en el futuro de los jóvenes 

El analfabetismo funcional tiene consecuencias devastadoras para el futuro de los jóvenes en Venezuela. Sin habilidades de lectoescritura, pensamiento lógico o competencias digitales, los egresados enfrentan un mercado laboral cada vez más exigente. “Lo que llega a las universidades es alarmante: jóvenes sin bases, sin lectura, sin escritura, sin cultura general”, denuncia un profesor en un post reciente en X.
Esta situación perpetúa la pobreza y la exclusión social. Según HumVenezuela, 2,9 millones de niños y adolescentes no asisten regularmente a clases, y muchos de los que sí lo hacen reciben apenas 8 a 12 días de clases al mes debido al “horario mosaico”, una medida que permite a docentes trabajar menos para buscar ingresos alternativos.

¿Hay esperanza para la educación venezolana? 

A pesar del panorama desolador, hay quienes resisten. Organizaciones como Fe y Alegría y Con La Escuela trabajan para atender a los más vulnerables, promoviendo programas de alimentación y formación docente. Sin embargo, sin una voluntad política que priorice la educación –con inversión en infraestructura, salarios dignos y currículos actualizados–, el riesgo de formar una generación de analfabetas funcionales seguirá creciendo.
El director de Educación de la UCAB, Carlos Calatrava, lo resume con claridad: “Se necesita más voluntad política y menos demagogia. Hay casi tres millones de niños y jóvenes fuera del sistema educativo”.

Un llamado a la acción: ¡tu voz cuenta! 

La educación en Venezuela no puede seguir en ruinas. Es hora de reflexionar: ¿qué futuro queremos para nuestros jóvenes? ¿Cómo podemos exigir un sistema educativo que forme ciudadanos capaces y críticos? Comparte esta nota en tus redes sociales, deja tu comentario abajo y únete al debate sobre la crisis educativa venezolana. Juntos, podemos visibilizar esta emergencia y presionar por cambios reales.

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